Uno suele tener esos vecinos que nunca te saludan. Que no te sostienen la puerta, que no te dirigen la mirada. A la larga te acostumbrás y lo dejás pasar, y ese vecino se convierte en el que "no te cae bien".
Y un día, ese vecino te sonríe. Te mira, te saluda. Y vos pensás, va a llover. Pero te quedás un rato procesando que acaba de pasar, cómo después de años de vivir en el mismo edificio es la primera vez que el vecino muestra algo de cordialidad.
Pero un día después de ese momento, el vecino es encontrado asesinado a golpes en su departamento. Y vos pensás, la pucha.
Algo que pasó ayer a la noche, una historia tan real como esta.