jueves, 28 de abril de 2011

Para mi leer es importantisimo y tiendo a juzgar mucho a la gente a mi alrededor que no disfruta del inmenso placer que te puede dar un libro.

Yo solía leer mucho cuando estaba en primaria, pero al entrar en la secundaria y con las cosas que había que leer para las materias y todo eso es como que esa parte ya se había cubierto, entonces dejé de leer por diversión.

Durante estos años siempre dije que me encantaba leer pero la verdad es que nunca estaba segura, por que por ejemplo, cuando tenía que llenar algún perfil online, en donde decía "libros favoritos" me encontraba poniendo Harry Potter, Narnia, Maitena, Caidos del mapa y Alicia en el país de las maravillas. Esto no quita que sean excelentes historias pero los libros que realmente recordaba y amaba eran esos cinco (y Maitena ni siquiera es una autora de novelas) y en el mundo hay trillones de libros.

El año pasado leí un poco más para Literatura y me di cuenta de que tenía que retomar si o si. Si yo iba por la vida afirmando mi amor a la lectura entonces era ilógico tratar de fundamentar esto si apenas leí algo, por lo tanto me establecí encontrar un buen libro conocido, serio y que dejara de lado las temáticas fantasiosas e infantiles de las cosas que venía leyendo.

Por casualidad y por culpa de Pablo este año empecé a leer "Kafka on the shore" (Kafka en la orilla) de Haruki Murakami. La verdad es que ese libro me cambió el mundo, no lo terminé y no quiero terminarlo, pero ya me falta poco. Ahora siento que tengo una lista larguísima de los libros que quiero y necesito leer para mi tranquilidad mental y cultural y para mi entretenimiento y/o entrenamiento de la imaginación. Este libro increíble me hizo dar cuenta de que hay historias maravillosas que me estoy perdiendo, historias donde los personajes dejan de ser ficticios para pasar a ser puramente carnales, asombrosamente reales.

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