martes, 20 de septiembre de 2011

La señora de la calle y yo

Recién (cuando digo recién es, hace 10 minutos) estaba volviendo de comedia, y veo un grupo de aproximadamente ocho chicas que iban a bailar, como mañana no hay colegio y es el día de la primavera, aprovechan. El tema era que las ocho estaban vestidas iguales, y no es algo que me sorprendiera, ellas se visten iguales así como todas las chicas de mi edad que van a bailar se visten con un canon típico. Cuestión que estas damiselas tenían los típicos suecos (que nunca pienso comprar) la pollerita negra ajustada y las medias hasta arriba de la rodilla. Pelo suelto y arreglado, collar lechuza y un chalequito de jean o sea su variado cliché.

Entonces pensé, que jodida que es la sociedad, que de ocho chicas (y ocho es solo una parte de todo capital que es igual) las ocho estén vestidas iguales quiere decir que claramente hay una moda marcada y por ende, no hay originalidad.

Son robots, altas, flacas e idénticas. Igual no es la primera vez que pienso esto, y no digo que yo sea wow, que originalidad que tengo al momento de elegir la ropa para ir a bailar, yo simplemente me pongo la ropa que me gusta y que combina con la noche.

Y acá salta lo curioso, estaba yo llegando hacia mi hogar cuando esta señora que suele andar con mi barrio, con pelo sucio y harapos, a la que yo miraba con pena y que me parecía tan lejana a mi, empieza a gritar en voz alta "Son todas pupilas, son aparatos de la sociedad!" Las chicas, asustadas, gritaron y salieron corriendo. La vieja seguía: "Miralas como saltan, pupilas son".

Es decir, lo que ella estaba diciendo era un pensamiento muy similar al mío, expresado con otras palabras y con locura, pero era prácticamente lo mismo. En conclusión, tan lejana no es esa señora a mi, viviremos en realidades completamente diferentes, pero pensamos lo mismo en el mismo momento. Fue algo reflexivo.

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